Resumen ejecutivo

Thomas Kuhn fue profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y autor de La estructura de las revoluciones científicas, un clásico de la historia y la filosofía de la ciencia. Kuhn cuestiona las afirmaciones de que la ciencia es o puede ser un proceso objetivo basado en hechos observacionales que permite avanzar hacia la verdad.

1. Kuhn usa paradigma para referirse a una teoría científica, un conjunto de proposiciones conectadas que se utilizan para explicar y predecir. En tiempos de normal ciencia, el paradigma es aceptado por los miembros de una comunidad científica y es en gran medida indiscutible. En tiempos de revolucionaria ciencia, se propone un nuevo paradigma y gana conversos.
2. Los estudiantes de ciencias aprenden los paradigmas de la ciencia normal básicamente repitiendo como loros a sus profesores y libros de texto, no mediante una evaluación de primera mano de la realidad: «los estudiantes de ciencias aceptan las teorías basándose en la autoridad del profesor y del texto, no por la evidencia. ¿Qué alternativa tienen o qué competencia?» (80).
3. Cuando se convierten en científicos en ejercicio, trabajan estrictamente dentro de un paradigma y, por lo general, se centran únicamente en temas y ven el mundo solo como lo especifica el paradigma: «Ninguna parte del objetivo de la ciencia normal es provocar nuevos tipos de fenómenos; de hecho, los que no caben en la caja a menudo no se ven en absoluto. Los científicos tampoco suelen tratar de inventar nuevas teorías, y con frecuencia no toleran las que han inventado otros» (24).
4. Aun así, surgen problemas («anomalías») para un paradigma y, finalmente, alguien propone un paradigma en competencia. Sin embargo, los paradigmas son «inconmensurables»: definen los términos de manera diferente y proponen diferentes principios y métodos explicativos. En consecuencia, crean realidades diferentes y subjetivas: «los defensores de paradigmas en competencia practican sus oficios en mundos diferentes» (150).
5. Dado que los científicos operan en mundos diferentes y tienen diferentes creencias sobre el método adecuado, «la competencia entre paradigmas no es el tipo de batalla que pueda resolverse con pruebas» (148). Los cambios en las creencias científicas son como los de la religión: son cuestiones de «fe» (158) y de «conversión» (151).
6. Por lo tanto, debemos rechazar el «progreso» científico como un mito subjetivo: «La respuesta al problema del progreso está simplemente en los ojos del espectador» (163).
7. Además, la «verdad» también es sospechosa: «Es posible que, para ser más precisos, tengamos que renunciar a la idea, explícita o implícita, de que los cambios de paradigma acercan cada vez más a la verdad a los científicos y a quienes aprenden de ellos» (170).
8. Las «verdades» de la ciencia no son más que una política de poder autoritaria aplicada a la comunidad científica: «Inevitablemente, esas observaciones sugerirán que el miembro de una comunidad científica madura es, como el personaje típico de Orwell 1984, víctima de una historia reescrita por los poderes fácticos. Además, esa sugerencia no es del todo inapropiada» (167).

Fuente: Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, segunda edición, University of Chicago Press, 1962/1970. Resumen ejecutivo de Stephen Hicks, 2020.